Porque hay momentos que no se planean, pero sí se quedan contigo.
Cuando todo fluye, se nota
No hubo ensayo, pero hubo magia. No hubo cronómetro, pero sí mil detalles que hicieron que el día valiera la pena.
Una mirada, una carcajada, un abrazo que duró más. Eso que pasa cuando las personas están presentes de verdad.

La cámara no interrumpe, acompaña
A veces sacas el celular sin pensarlo. Y justo ahí está, ese instante que quieres guardar.
No es por la foto perfecta. Es porque hay algo en el ambiente que te hace querer atraparlo todo, aunque sea solo un pedacito.
Hay cosas que no necesitan filtro
Porque cuando el fondo es real, la sonrisa también lo es. No hay pose que supere lo espontáneo.
Y cada imagen te lo recuerda después, que ese día, todo se sintió natural. Sin esfuerzo.

Lo que se vive, se revive
Quizá en unos días, o en unos meses, volverás a ver esas fotos. Y vas a sonreír igual. O más.
Porque los recuerdos no se improvisan, pero en un lugar así… se capturan solitos.